Cuando viajas a Cracovia, tienes varias excursiones de un día que valen mucho la pena, entre ellas está el combinado que elegimos que era Las Minas de Sal y los Campos de Concentración. En este artículo os hablaré de la primera. No me había informado de lo que era esta visita, solo me la habían recomendado muchísimo. Lo de recorrer una mina de sal como una atracción turística me intrigaba, y más cuando la enmarca la reputación de la UNESCO.
Las Minas de Sal de Wielizcka se encuentran a 10 kilómetros de Cracovia, y nuestro pack contratado incluía los traslados en una minivan, pero la web oficial del lugar indica como llegar con transporte público.
La «ruta normal» que recorres allí en grupos reducidos comprende 800 escaleras y las primeras 350 son con las que empezáis el recorrido hacia abajo, unos 135 metros abajo de la superficie, y se nota.
Una vez descendidos los interminables escalones, empezamos aprendiendo más sobre su historia. Los mineros aquí empezaron a cavar en el siglo XIII y la excavación de sal paró del todo en 1996.
Durante el recorrido vemos varios escenarios para entender como era de difícil el trabajo de estos mineros que crearon este lugar hace cientos de años, cavando unos 300 kilómetros de pasadizos por toda la mina.
Maravillosas esculturas creadas con sal decoran las estancias, y todo todo, como es lógico, está recubierto por sal. Si sois atrevidos como la mayoría, no podréis evitar pasar la mano por las paredes y lamerosla, aunque me han llegado a contar de gente agachada lamiendo directamente el suelo…
Sin duda, la joya de la visita es la enorme Capilla de St. Kinga. Durante la visita podemos ver unas cuantas capillas por el camino que los mineros construyeron, un recuerdo de que el trabajo allí era muy duro y los mineros devotos necesitaban lugares para rezar. Pero ninguna de ellas puede compararse a este impresionante lugar que es totalmente funcional hoy en día y es capaz de acomodar a unas 400 personas.
Todo está hecho de sal, incluso los cristales de los grandes candelabros.
Allí podemos ver también una escultura del Papa Juan Pablo II en conmemoración por su visita aquí, marcando el primer Papa que ha visitado las minas.
Nota curiosa, aquí se celebran también bodas, y viendo a cuanta profundidad está, la novia lo tendrá difícil si se arrepiente antes de llegar al altar.
La expectación era máxima por esta capilla, por lo que el resto del recorrido quedaba algo pobre en comparación, aunque sigue siendo una experiencia muy recomendable. También se pueden ver algunos lagos en la mina de sal.
Mientras caminábamos solo podía pensar en lo bien que podía respirar por esos túneles, para la gente que sufrimos algún problema de asma, o respiratorio, el visitar este lugar es casi una cura momentánea. La ruta turística recorre solo 3 kilómetros, tan solo 1% de todos los pasadizos que los mineros excavaron, imaginad que os despistáis.
Y si os estáis preguntando si tendréis que subir los 800 escalones de vuelta a arriba, tengo buenas noticias. No. La forma de salir son unos miniascensores de carga claustrofóbicos porque meten a todas las personas que pueden dentro de estos cargueros que suben a una considerable velocidad. Así que haréis amigos al sentiros rodeados por la gente, casi abrazados. Parece una caja y hace mucho aire por la velocidad que coge. Lo malo es que este ascensor envía directamente fuera de la mina, así que ya no tendréis oportunidad de despediros de los pasadizos.
Para la visita os recomiendo calzado cómodo, que la suela impida los resbalones desafortunados y ropa de abrigo, hay zonas donde hace algo de frío.
Nuestro tour combinado fueron 199 PLN y se puede contratar en uno de los tantos establecimientos de Cracovia que se dedican a las excursiones desde allí.
Así que si vais a visitar Cracovia y tenéis días sueltos, no os perdáis la visita a estas minas de sal, no os decepcionará la experiencia.